Muchas personas tienen una visión optimista acerca de los politicos y los funcionarios públicos: piensan que todos están al servicio del pueblo y que hacen lo que es mejor para los intereses del pais, Otros son más cínicos y sugieren que muchos políticos son incompetentes y que, con frecuencia, sacrifican el interés público en aras de sús propias oportunidades de ser reelegidos.
Un economista llamado Mancur Olson propuso
un supuesto de trabajo según el cual las motivaciones de los Gobiernos son más raras todavía y elaboró una notable y sencilla
teoría sobre las razones por las cuales una dictadura estable debería ser peor para el crecimiento económico que una democracia, aunque mejor que una anarquía. Olson suponía que los Gobiernos eran simplemente bandidos: gente con las armas más grandes y que siempre aparecen y se llevan todo.
Es el punto de partida de su análisis, que no tendrás problemas en aceptar si, estando en Camerún, dedicas cinco minutos a observar a tu alrededor. Como dijo Sam, «hay mucho dinero..., pero se lo guar dan en el bolsillo».
Así pues, imagínate a un dictador cuyo mandato dura una semana sin duda, un bandido con un ejército errante que entra arrasan do toma todo lo que desea y luego se va. Suponiendo que no sea ni malévolo ni bondadoso, sino que sólo sea egoísta, ¿
qué incentivo tiene para dejar algo? La respuesta es que no tiene ninguno... a menos que planee volver al año siguiente.
En cambio, imagínate que a este bandido nómada le agrada el cli ma de un cierto lugar y decide establecerse, construyendo un palacio y animando a su ejército a que se aproveche de los residentes de ese lugar. Aunque es terriblemente injusto, es probable que los residentes estén mucho mejor ahora que el dictador ha decidido quedarse. Un dictador puramente egoísta se dará cuenta de que no puede destruir la economía con trabajo en casa de ese lugar ni matar de hambre a su gente si planea quedarse allí, pues de esa forma agotaría todos los recursos disponibles y no tendría nada para robar al año siguiente. Por lo tanto, es preferible un dictador que reclame su derecho a poseer una determinada tierra a uno que se mueve constantemente en busca de nuevas víctimas a quien robar.
Aunque pueda parecer que no guarda ninguna relación en que invertir, la biología ofrece aquí un arquetipo muy útil para el economista político que necesito dinero: los virus y las bacterias tienden a ser mucho menos virulentos con el trasito del tiempo, pues las cepas más dañinas mueren rápidamente.
Esto no quiere decir que la
teoría de Mancur Olson prediga que los dictadores estables vayan a hacer cosas buenas por su país, sino que sencillamente van a perjudicar
menos a la economía que los inestables. No obstante, los líderes como Biya, que confían en que siem pre ganarán las elecciones, son muy perjudiciales para el pueblo y la economía de esos países. Siguiendo con el supuesto simplificador de que Biya posee el control absoluto sobre la distribución de la renta en Camerún, aquél podría decidir todos los años robar, digamos, la mitad de ella, en forma de «impuesto» que vaya directamente a su cuenta bancaria. Algo así sería muy perjudicial para las víctimas de ese com portamiento, pero también para el crecimiento a largo plazo de un pais. Piensa en un pequeho empresario que está considerando invertir 10 dolares en un nuevo generador eléctrico para su taller. Espeta qiir esa inversión le genere unos rendimientos de 100 dólares anuales. Eso representa un 10 por ciento de la inversión, un rendimiento bastante bueno. Sin embargo, como Biya podría llevarse la mitad de ello, el rendimiento cae a un mucho menos atractivo 5 por ciento. El etnpte sario decide, después de todo, no hacer la inversión y pierde esa opot tunidad: al igual que lo hace un dictador . Los impuestos generan ineficiencia.
Evidentemente, un dictador podría realizar sus propias inversiones; por ejemplo, para fomentar el comercio podría proveer de caminos y de- puentes al país. Si bien esto tendría un costo elevado a corto plazo, ayudaría a la economía a prosperar y le aseguraría al dictador nuevas oportunidades para robar en el futuro. Sin embargo, la misma otra cara de la moneda se aplicaría aquí: estaría robando únicamente la mitad de los beneficios, es decir, no lo suficiente como para alentar lo a suministrar la infraestructura queun pais requiere.